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Will There Finally be Peace With Justice in Colombia?
Santos dice que tienen unas 50.000 armas de las FARC-EP
Este viernes las Mujeres defendemos
el Acuerdo Integral
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Colombians face a critical moment in which our future is at stake. The negotiating table in Havana is legitimate and we demand them to maintain their commitment with peace. We stand with the victims and communities most affected by the armed conflict, who should be at the center the peace agreement.
We ask for peace with social justice!
Come express your commitment to peace this Sunday October 16 at 3:00 pm at Dundas Square in Toronto.
#Acuerdosya! Because Colombia deserves it, the agreements remain!
We hope that you join us. Please wear white shirts, and if you can bring musical instruments, candles, Colombian flags and white flags.
Invite: #PazALaCalleToronto, LACSN, Colombianos por la Paz en Toronto.
SPANISH TEXT BELOW
We ask for peace with social justice!
Come express your commitment to peace this Sunday October 16 at 3:00 pm at Dundas Square in Toronto.
#Acuerdosya! Because Colombia deserves it, the agreements remain!
We hope that you join us. Please wear white shirts, and if you can bring musical instruments, candles, Colombian flags and white flags.
Invite: #PazALaCalleToronto, LACSN, Colombianos por la Paz en Toronto.
SPANISH TEXT BELOW
Los Colombianos y Colombianas enfrentamos un momento en el cual nuestro futuro está en juego. Legitimamos la mesa de negociación de la Habana y exigimos que se mantenga firme en su compromiso con la paz. Acompañamos a las víctimas y comunidades más afectadas por el conflicto armado que deben ser el centro del acuerdo de paz.
Pedimos #PazTotal con Justicia Social!
Este domingo Octubre 16 a las 3:00 pm en el Dundas Square en Toronto ven a expresar tu compromiso con la paz.
#AcuerdosYa! Porque Colombia lo merece los acuerdos permanecen!
Te esperamos con camisetas blancas, instrumentos musicales, velas, banderas de Colombia y banderas blancas!
Invitan: #PazALaCalleToronto, LACSN, Colombianos por la Paz en Toronto.
Pedimos #PazTotal con Justicia Social!
Este domingo Octubre 16 a las 3:00 pm en el Dundas Square en Toronto ven a expresar tu compromiso con la paz.
#AcuerdosYa! Porque Colombia lo merece los acuerdos permanecen!
Te esperamos con camisetas blancas, instrumentos musicales, velas, banderas de Colombia y banderas blancas!
Invitan: #PazALaCalleToronto, LACSN, Colombianos por la Paz en Toronto.
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La nueva trampa en Colombia de la Paz sin Justicia
Por Fernando Esteche, Resumen Latinoamericano / PIA
10 octubre 2016
Muy probablemente antes que los latinoamericanos, el gobierno estadounidense pudo identificar la importancia estratégica y moral que tenía Colombia. Por eso el Plan Colombia, y por eso con toda desfachatez el senador relator de la ley que proponía dicho Plan en el Congreso norteamericano, Paul Coverdell, sostenía que controlar Colombia era controlar Venezuela y Ecuador y era controlar las puertas de las cuencas de Orinoquía y Amazonía.“Para controlar a Venezuela es necesario intervenir militarmente a Colombia” dijo Coverdell en el año 2000, a poco de iniciado el primer gobierno de Chávez. Ese mismo año, el senador yanqui publicaba en el Washington Post una nota titulada “Comencemos por Colombia” donde expone claramente los objetivos y el plan de trabajo injerencista para Colombia.
Muchas han sido las reflexiones que dispararon los ahora descubridores de los dolores de Colombia, y de las promesas de Colombia, y de la falta que nos hace Colombia; todas apresuradas y urgentes frente a lo que se han animado a definir como una catástrofe o una gran derrota de la Paz. La Paz es esa situación que hace más de cincuenta años, por ser generosos, en Colombia ha mudado.
En un artículo anterior que recomendamos siempre, “La Paz como Victoria y el compromiso de los Patriotas Nuestroamericanos” publicada en este portal, intentábamos mensurar la importancia estratégica del país y señalábamos que:
La violencia ha sido un elemento estructurante, constituyente y articulador de la historia y el presente político colombiano; ante las dificultades del Estado de construir el monopolio de la fuerza producto de su inestabilidad hegemónica que seguramente tiene motivaciones tanto en la debilidad de la alianza de clases dominantes como en la imposibilidad de imponerle a las clases populares una forma de producción política que reproduzca la normalidad y el orden que las elites colombianas pretenden.
Pero para intentar ensayar una explicación del resultado electoral del plebiscito debemos antes identificar las causas del conflicto armado.
Hay motivos inocultables que produjeron esta situación de guerra política, de conflicto armado. Uno es la cuestión agraria, la concentración y enajenación de la tierra, el despojo. Otro motivo que se desprende del anterior es la confiscación de la política por parte de esa misma oligarquía que se apropia de las tierras, enquistada en el Estado, produce una continua cerrazón política expulsando de la posibilidad de disputar el gobierno a las clases populares. El Frente Nacional será la expresión paradigmática de esta confiscación de la posibilidad de acceder al gobierno a manos de las elites. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán es la expresión por antonomasia de la cerrazón política de la que hablamos. El tercer elemento es el narcotráfico, que no solo suministrará recursos para la guerra contra las clases populares, construirá el paramilitarismo, será el argumento, además, la excusa moral, para el injerencismo y el intervencionismo norteamericano a través del Plan Colombia. Y el elemento fundamental que será paraguas de todo lo anterior es la colonización del Estado por parte del imperialismo norteamericano. (“La Paz como Victoria y el compromiso de los Patriotas Nuestroamericanos”)
CONTINUE LEYENDO AQUI ....
Muchas han sido las reflexiones que dispararon los ahora descubridores de los dolores de Colombia, y de las promesas de Colombia, y de la falta que nos hace Colombia; todas apresuradas y urgentes frente a lo que se han animado a definir como una catástrofe o una gran derrota de la Paz. La Paz es esa situación que hace más de cincuenta años, por ser generosos, en Colombia ha mudado.
En un artículo anterior que recomendamos siempre, “La Paz como Victoria y el compromiso de los Patriotas Nuestroamericanos” publicada en este portal, intentábamos mensurar la importancia estratégica del país y señalábamos que:
La violencia ha sido un elemento estructurante, constituyente y articulador de la historia y el presente político colombiano; ante las dificultades del Estado de construir el monopolio de la fuerza producto de su inestabilidad hegemónica que seguramente tiene motivaciones tanto en la debilidad de la alianza de clases dominantes como en la imposibilidad de imponerle a las clases populares una forma de producción política que reproduzca la normalidad y el orden que las elites colombianas pretenden.
Pero para intentar ensayar una explicación del resultado electoral del plebiscito debemos antes identificar las causas del conflicto armado.
Hay motivos inocultables que produjeron esta situación de guerra política, de conflicto armado. Uno es la cuestión agraria, la concentración y enajenación de la tierra, el despojo. Otro motivo que se desprende del anterior es la confiscación de la política por parte de esa misma oligarquía que se apropia de las tierras, enquistada en el Estado, produce una continua cerrazón política expulsando de la posibilidad de disputar el gobierno a las clases populares. El Frente Nacional será la expresión paradigmática de esta confiscación de la posibilidad de acceder al gobierno a manos de las elites. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán es la expresión por antonomasia de la cerrazón política de la que hablamos. El tercer elemento es el narcotráfico, que no solo suministrará recursos para la guerra contra las clases populares, construirá el paramilitarismo, será el argumento, además, la excusa moral, para el injerencismo y el intervencionismo norteamericano a través del Plan Colombia. Y el elemento fundamental que será paraguas de todo lo anterior es la colonización del Estado por parte del imperialismo norteamericano. (“La Paz como Victoria y el compromiso de los Patriotas Nuestroamericanos”)
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Domingo 2 de Octubre:
1. Celebrando el SI al frente del Consulado de Colombia
Direccion: 40 University Ave, Toronto, ON M5J 1T1
Hora: 4:00-6:00pm
2. Cubrimiento de los resultados de las votaciones del Plebiscito por una paz estable y duradera.
Transmisión: Radio Voces Latinas 1610 AM
Hora: 6:00-8:00pm
Con enorme entusiasmo,
Colombianos residentes en Toronto le dijeron
SI a la Paz!
-Visite nuestra Galeria de Fotos-
El evento político, pedagógico y cultural realizado el Sábado 24 de septiembre a las 3:30 PM en el City Hall como demostración de apoyo a los acuerdos entre el Gobierno Colombiano y las FARC, contó con la asistencia de numerosos colombianos residentes en Toronto unidos por el anhelo impostergable de una Colombia en Paz.
La convocatoria que fué realizada por un grupo de colombianos con distintas maneras de pensar y analizar la situación política y social de Colombia, sorprendió por la entusiasta respuesta de los asistentes quienes en todo momento y de diferentes maneras expresaron su rechazo a la guerra. La programación del evento comenzó con el saludo y bienvenida a los asistentes y la introducción al tema por parte de los presentadores Maria Elena Piedrahita e Illian Burbano quienes de manera cálida y amena fueron conduciendo las distintas partes del programa.
Después de la bella y emotiva interpretación que la soprano Angela Maria Sanchez hizo del Himno Nacional de Colombia, se dió paso a la lectura y explicación de los seis puntos sobre los que giraron las negociaciones y los acuerdos en la mesa de la Habana.
Esta parte pedagógica estuvo a cargo de Luis Alberto Matta, Sandra Cordero Tovar y Salus Silva, quienes asumieron la tarea de explicar dos puntos cada uno. Utilizando unas bien diseñadas herramientas audiovisuales, explicaron cada punto con claridad demostrando un buen manejo de los temas expuestos. Mientras tanto, para hacer mas emotivo el evento, en los espacios libres que dejaban las palabras de los expositores, los asistentes lanzaron vivas a la paz.
La parte artística y cultural empezó con miembros del teatro Aluna quienes prepararon un segmento de la obra "El Refugio de Freidel", escrita por Liliana Suarez Henao y Beatriz Pizano y dirigida por esta última. La obra y su magistral interpretación, condujo a la audiencia por una amplia gama de emociones. Pues de las risas que provocó la obra al comienzo, se dió paso a una reflexion sobre el drama del desplazamiento de las familias campesinas a lo largo de la interminable violencia colombiana, enfrentando al final al espectador con su propia realidad de inmigrante forzado a desempeñar los mas variados e insatisfactorios oficios.
Despues sigió Diana Zaira Rivera, que con sabor y alegría hizo levantar a los asistentes de sus asientos mientras cantaba la entrañable "Colombia Tierra Querida" de Lucho Bermúdez. Diana invitó a los otros músicos a que se unieran con sus tambores y éstos no dudaron en hacerlo, para disfrute de público que los aplaudió con entusiasmo.
El cierre del evento le correspondió a Rubén Esguerra, talentoso músico ampliamente conocido y querido en Toronto, quien acaba de lanzar su segundo álbum con música de su autoría. Rubén reunió en su grupo musical a Lido Pimienta, Roberto Molina, Brandom Valdivia, Millie Carranza y Marina Sandoval, además de sus tres pequeñas hijas quienes hechizaron a los asistentes con su talento. Con los sonidos de la gaita, las voces y los tambores, el grupo, seguido por la audiencia, se dirigió a la plaza donde los esperaba un enorme Sí a la Paz !!! dibujado en el piso con los colores de la bandera colombiana.
Fué un hermoso evento que logró congregar a Colombianos honestos y trabajadores, quienes a pesar de la dura experiencia de ser inmigrantes, le han apostado a la tranquilidad que les ofrece Canadá, el futuro de sus familias. Por sentirse afortunados de vivir en un país en paz, son quizás doblemente conscientes de la tragedia de sus compatriotas que viven y sufren la violencia en Colombia. Sin embargo, aunque van a votar por el SI en el plebiscito del 2 de Octubre, son firmes al expresar que si bien éstos acuerdos entre el Gobierno Colombiano y las FARC no traerán la Paz por sí solos, sí representan el primer gran paso para lograrla.
Estos colombianos sensibles y despiertos saben que la Paz es un proceso de construcción social en la que todos estamos obligados a participar y que solo llegará realmente el día que en nuestro país se logren reducir sus abismos sociales y no se condene mas a un amplio numero de compatriotas a la muerte, al abuso, al despojo y al desplazamiento, y se les ofrezca a cambio una vida digna. Saben también que la verdadera paz requiere la defensa del patrimonio ambiental, que es la base del bienestar de los colombianos que hoy ven amenazadas sus formas tradicionales de subsistencia, recursos básicos como el agua y la seguridad alimentaria. Que el patrimonio ambiental es el derecho a la vida de las futuras generaciones y que por estas razones no puede ser sacrificado, en aras de un dudoso progreso, en los altares del corporativismo internacional. Que los gobiernos y la sociedad no pueden permitir la existencia de grupos paramilitares orientados al asesinato de los líderes populares y a producir desplazamientos para favorecer la acumulación de capital.
Que la protesta social y las iniciativas ciudadanas son expresiones legítimas de inconformidad y herramientas importantes de transformación social y por lo tanto no pueden ser criminalizadas. Que la verdadera Paz requiere garantizar los derechos de las minorías étnicas y el respeto a sus territorios; que las mujeres no sean víctimas de la violencia sexual como arma de guerra y se les permita ejercer la plenitud de sus derechos; que haya respeto e inclusión para quienes tengan una orientación sexual distinta; y por último, que a nadie, absolutamente a nadie se le pueda asesinar por pensar diferente.
Por todas estas razones, los colombianos que expresamos libremente nuestro apoyo a los acuerdos entre el Gobierno Colombiano y las FARC en el evento del sábado, vamos a votar en el plebiscito del 2 de Octubre !!! SI a la paz con justicia social !!!.
Paul Gutierrez
La convocatoria que fué realizada por un grupo de colombianos con distintas maneras de pensar y analizar la situación política y social de Colombia, sorprendió por la entusiasta respuesta de los asistentes quienes en todo momento y de diferentes maneras expresaron su rechazo a la guerra. La programación del evento comenzó con el saludo y bienvenida a los asistentes y la introducción al tema por parte de los presentadores Maria Elena Piedrahita e Illian Burbano quienes de manera cálida y amena fueron conduciendo las distintas partes del programa.
Después de la bella y emotiva interpretación que la soprano Angela Maria Sanchez hizo del Himno Nacional de Colombia, se dió paso a la lectura y explicación de los seis puntos sobre los que giraron las negociaciones y los acuerdos en la mesa de la Habana.
Esta parte pedagógica estuvo a cargo de Luis Alberto Matta, Sandra Cordero Tovar y Salus Silva, quienes asumieron la tarea de explicar dos puntos cada uno. Utilizando unas bien diseñadas herramientas audiovisuales, explicaron cada punto con claridad demostrando un buen manejo de los temas expuestos. Mientras tanto, para hacer mas emotivo el evento, en los espacios libres que dejaban las palabras de los expositores, los asistentes lanzaron vivas a la paz.
La parte artística y cultural empezó con miembros del teatro Aluna quienes prepararon un segmento de la obra "El Refugio de Freidel", escrita por Liliana Suarez Henao y Beatriz Pizano y dirigida por esta última. La obra y su magistral interpretación, condujo a la audiencia por una amplia gama de emociones. Pues de las risas que provocó la obra al comienzo, se dió paso a una reflexion sobre el drama del desplazamiento de las familias campesinas a lo largo de la interminable violencia colombiana, enfrentando al final al espectador con su propia realidad de inmigrante forzado a desempeñar los mas variados e insatisfactorios oficios.
Despues sigió Diana Zaira Rivera, que con sabor y alegría hizo levantar a los asistentes de sus asientos mientras cantaba la entrañable "Colombia Tierra Querida" de Lucho Bermúdez. Diana invitó a los otros músicos a que se unieran con sus tambores y éstos no dudaron en hacerlo, para disfrute de público que los aplaudió con entusiasmo.
El cierre del evento le correspondió a Rubén Esguerra, talentoso músico ampliamente conocido y querido en Toronto, quien acaba de lanzar su segundo álbum con música de su autoría. Rubén reunió en su grupo musical a Lido Pimienta, Roberto Molina, Brandom Valdivia, Millie Carranza y Marina Sandoval, además de sus tres pequeñas hijas quienes hechizaron a los asistentes con su talento. Con los sonidos de la gaita, las voces y los tambores, el grupo, seguido por la audiencia, se dirigió a la plaza donde los esperaba un enorme Sí a la Paz !!! dibujado en el piso con los colores de la bandera colombiana.
Fué un hermoso evento que logró congregar a Colombianos honestos y trabajadores, quienes a pesar de la dura experiencia de ser inmigrantes, le han apostado a la tranquilidad que les ofrece Canadá, el futuro de sus familias. Por sentirse afortunados de vivir en un país en paz, son quizás doblemente conscientes de la tragedia de sus compatriotas que viven y sufren la violencia en Colombia. Sin embargo, aunque van a votar por el SI en el plebiscito del 2 de Octubre, son firmes al expresar que si bien éstos acuerdos entre el Gobierno Colombiano y las FARC no traerán la Paz por sí solos, sí representan el primer gran paso para lograrla.
Estos colombianos sensibles y despiertos saben que la Paz es un proceso de construcción social en la que todos estamos obligados a participar y que solo llegará realmente el día que en nuestro país se logren reducir sus abismos sociales y no se condene mas a un amplio numero de compatriotas a la muerte, al abuso, al despojo y al desplazamiento, y se les ofrezca a cambio una vida digna. Saben también que la verdadera paz requiere la defensa del patrimonio ambiental, que es la base del bienestar de los colombianos que hoy ven amenazadas sus formas tradicionales de subsistencia, recursos básicos como el agua y la seguridad alimentaria. Que el patrimonio ambiental es el derecho a la vida de las futuras generaciones y que por estas razones no puede ser sacrificado, en aras de un dudoso progreso, en los altares del corporativismo internacional. Que los gobiernos y la sociedad no pueden permitir la existencia de grupos paramilitares orientados al asesinato de los líderes populares y a producir desplazamientos para favorecer la acumulación de capital.
Que la protesta social y las iniciativas ciudadanas son expresiones legítimas de inconformidad y herramientas importantes de transformación social y por lo tanto no pueden ser criminalizadas. Que la verdadera Paz requiere garantizar los derechos de las minorías étnicas y el respeto a sus territorios; que las mujeres no sean víctimas de la violencia sexual como arma de guerra y se les permita ejercer la plenitud de sus derechos; que haya respeto e inclusión para quienes tengan una orientación sexual distinta; y por último, que a nadie, absolutamente a nadie se le pueda asesinar por pensar diferente.
Por todas estas razones, los colombianos que expresamos libremente nuestro apoyo a los acuerdos entre el Gobierno Colombiano y las FARC en el evento del sábado, vamos a votar en el plebiscito del 2 de Octubre !!! SI a la paz con justicia social !!!.
Paul Gutierrez
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Photo Gallery
Saludo de Bienvenida y Reflexion,
por Maria Elena Piedrahita e Ilian Burbano
Himno Nacional de Colombia,
a cargo de la Soprano Angela María Sanchez
Resumen de los 6 puntos del Acuerdo,
Presentan: Luis Alberto Mata, Sandra Cordero y Salus Silva
Teatro Aluna -escena del “Refugio de Freidel”,
escrita y creada por Liliana Suarez Henao y Beatriz Pizano
Canción “Colombia Tierra Querida”,
interpretada por Diana Zaira Rivera
Grupo de Musica Colombiana, Rubén“Benny” Esguerra, Brandon Valdivia, Roberto Molina, Millie Carranza, Alexa Esguerra
Colombianos dicen SI a la Paz!
Haciendo el SI en el Nathan Phillips Square
Toronto dice SI a la Paz en Colombia!
PRESS RELEASE
Colombians in Toronto say Yes to Peace
(Spanish version below)
Saturday, September 24th
3:30-6:00 pm
Member Lounge, 3rd floor, City Hall
We are a group of Colombians from different backgrounds who have come together to organize a cultural event marking a key historical moment for our country. The purpose of the event is to support the Peace deal between the Colombian government and the The Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) in the October 2, 2016 plebiscite. The event is open to all those who share the desire of Colombians to live in a country at peace and wish to join us in this expression of hope.
During 60 years of armed conflict we have seen how violence has claimed the precious lives of so many Colombians, regardless of age, sex and social class, but especially preying on the poorest and most vulnerable sectors of our society. It has also destroyed homes and entire villages, destroying the hopes and dreams of generations.
We believe it is time to shake off the horrors of the past and start building the future we deserve. We invite you to show the world your our support for the agreements and with an open heart give a giant YES to peace in the upcoming plebiscite.
For further information please contact: [email protected]
During 60 years of armed conflict we have seen how violence has claimed the precious lives of so many Colombians, regardless of age, sex and social class, but especially preying on the poorest and most vulnerable sectors of our society. It has also destroyed homes and entire villages, destroying the hopes and dreams of generations.
We believe it is time to shake off the horrors of the past and start building the future we deserve. We invite you to show the world your our support for the agreements and with an open heart give a giant YES to peace in the upcoming plebiscite.
For further information please contact: [email protected]
Campaña Diáspora Colombiana por la Paz
Queridas y queridos compatriotas,
Les invitamos de corazón a participar activamente en la presente Campaña denominada Diáspora Colombiana por la Paz.
Además de su firma y la difusión de esta declaración, les solicitamos sugerencias de nuevas iniciativas.
Por favor notifíquenos si desea firmar la presente declaración al correo: [email protected]
Les invitamos de corazón a participar activamente en la presente Campaña denominada Diáspora Colombiana por la Paz.
Además de su firma y la difusión de esta declaración, les solicitamos sugerencias de nuevas iniciativas.
Por favor notifíquenos si desea firmar la presente declaración al correo: [email protected]
Diáspora Colombiana por la Paz
Colombian Diaspora for Peace
(English version below)
Canadá, Agosto 30, 2016
Celebramos con profunda alegría que los negociadores del Gobierno Nacional y de las FARC-EP hayan firmado el "ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA”.
It is with great joy that we celebrate the signing of the “Final Agreement for Termination of the Conflict and Building of a Stable and Lasting Peace” by the National Government and the FARC-EP (Revolutionary Armed Forces of Colombia).
Reconocemos el gran esfuerzo y compromiso entre las partes para lograr un acuerdo serio y profundo sobre los puntos de la agenda pactada.
We recognize the profound effort and commitment between the parties to achieve a comprehensive final agreement on all points of the agenda.
La veeduría de organismos internacionales y el hecho que los militares hayan sido parte de la elaboración y estén comprometidos con los acuerdos, da mayores garantías al éxito del proceso que se inicia.
The stipulated oversight by international organizations and the military’s involvement in drafting and commitment to the agreements provides a stronger guarantee for a successful process.
Para quienes desde la diáspora hemos trabajado con la solidaridad internacional en la búsqueda de una paz verdadera para Colombia, consideramos este, como un paso fundamental al que debemos prestar nuestro decidido apoyo, pero a la vez permanecer vigilantes para que las partes cumplan a cabalidad los compromisos adquiridos. Nuestro compromiso es principalmente con las víctimas, las comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes, la clase obrera, las mujeres y las comunidades LGBTI.
As Colombians living in diaspora, who have supported international solidarity efforts for a true peace in Colombia, we consider the Final Agreement to be a fundamental step requiring our steadfast support. Nonetheless, we must remain vigilant to ensure the full implementation of the agreements. Our commitment remains primarily with the victims of the conflict, peasant, Indigenous, Afro-Colombian communities, the working class, women and LGBTI communities.
Consideramos como muchos, que el logro de una paz real y definitiva no solo tiene que ver con el cumplimiento de este acuerdo, sino también con la transformación del injusto modelo económico y político existente.
Achieving a real and lasting peace cannot solely come from the implementation of the Final Agreement. This will require the transformation of an existing unjust economic and political model.
Vale señalar entonces, que el actual gobierno ha ido en contravía de los cambios que se requieren para terminar con el profundo conflicto social que vive Colombia; por ejemplo, a sabiendas que el desarrollo equitativo de las regiones es fundamental para el logro de la paz, el gobierno ha fomentado el extractivismo depredador, principalmente de compañías multinacionales. Esta política, asociada a la casi inexistente lucha contra los grupos paramilitares en regiones donde actúan las corporaciones mineras, representa el mayor peligro, no solo de perpetuar el conflicto social sino también de agudizar la violencia en las regiones.
It is noteworthy, then, that the National Government has acted in a manner that goes against the changes required to end the deep social conflict in Colombia. For example, despite understanding that equitable regional development is essential for the achievement of peace, the government has encouraged predatory resource extraction by multinational companies. This policy, combined with the almost nonexistent fight against paramilitary groups in areas where mining corporations are active represents the greatest danger, not only to perpetuate the conflict but also to exacerbate violence in the regions.
A la comunidad internacional le pedimos, en general, apoyo y veeduría al cumplimiento de los acuerdos por las partes, y en particular, que los recursos económicos sean destinados adecuadamente y no sean objeto de actos de corrupción.
We ask the international community to support and provide oversight to the implementation of the agreements by the parties, and in particular to ensure that financial aid resources are properly allocated and not subject to corruption.
Finalmente, con el mayor respeto y convencimiento por la paz, invitamos a las colombianas y colombianos que votemos por el SI en el Plebiscito de octubre 2 de 2016. Igualmente, llamamos a que el gobierno y el ELN continúen su aproximación, pues creemos que hay que darle una oportunidad a los métodos pacíficos y a los mecanismos políticos, para resolver nuestros profundos conflictos sociales y construir una sociedad verdaderamente democrática.
Finally, with the greatest respect and conviction for peace, we invite Colombians to vote “YES” in the Plebiscite on October 2, 2016. Likewise, we call on the Colombian government and the ELN to continue their efforts towards a negotiation. We believe in using peaceful methods and political strategies to resolve our profound social conflicts and build a truly democratic society.
Esperando que la contienda política y social nunca más sea sinónimo de violencia.
We hope that political and social strife will never again be synonymous with violence.
Firmas de apoyo:
Signatures:
Luis Alberto Mata
Paul Gutiérrez
Fabián Darío Esguerra
Luz Marina Sandoval
Ilian Burbano
Sandra Patricia Cordero
Martha Lucia Blandón
María Teresa Páez
Rubén Darío Esguerra
Juan Retrepo
Laura Pineda
María Olaya
María Luisa Rodríguez
Deybi Sánchez
Martin Álvarez
Rosa Amelia Sandoval
Adriana F. Salazar
Mao Correa
Orlando Álvarez
Lynda Rodríguez
Raúl Burbano
Esperanza Sánchez Espitia
Zilia Castrillón
Olga Linares
Sinara Rozo
Jorge E. Salazar
Guillermo Ramírez
María Elena Piedrahita
Diana Gallego
Alfredo Porras
Fermín Alcides Pérez
Lina María Calderón
Marlen Serrano
Jackeline Barragán
Julián Gutiérrez Castaño
Celebramos con profunda alegría que los negociadores del Gobierno Nacional y de las FARC-EP hayan firmado el "ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA”.
It is with great joy that we celebrate the signing of the “Final Agreement for Termination of the Conflict and Building of a Stable and Lasting Peace” by the National Government and the FARC-EP (Revolutionary Armed Forces of Colombia).
Reconocemos el gran esfuerzo y compromiso entre las partes para lograr un acuerdo serio y profundo sobre los puntos de la agenda pactada.
We recognize the profound effort and commitment between the parties to achieve a comprehensive final agreement on all points of the agenda.
La veeduría de organismos internacionales y el hecho que los militares hayan sido parte de la elaboración y estén comprometidos con los acuerdos, da mayores garantías al éxito del proceso que se inicia.
The stipulated oversight by international organizations and the military’s involvement in drafting and commitment to the agreements provides a stronger guarantee for a successful process.
Para quienes desde la diáspora hemos trabajado con la solidaridad internacional en la búsqueda de una paz verdadera para Colombia, consideramos este, como un paso fundamental al que debemos prestar nuestro decidido apoyo, pero a la vez permanecer vigilantes para que las partes cumplan a cabalidad los compromisos adquiridos. Nuestro compromiso es principalmente con las víctimas, las comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes, la clase obrera, las mujeres y las comunidades LGBTI.
As Colombians living in diaspora, who have supported international solidarity efforts for a true peace in Colombia, we consider the Final Agreement to be a fundamental step requiring our steadfast support. Nonetheless, we must remain vigilant to ensure the full implementation of the agreements. Our commitment remains primarily with the victims of the conflict, peasant, Indigenous, Afro-Colombian communities, the working class, women and LGBTI communities.
Consideramos como muchos, que el logro de una paz real y definitiva no solo tiene que ver con el cumplimiento de este acuerdo, sino también con la transformación del injusto modelo económico y político existente.
Achieving a real and lasting peace cannot solely come from the implementation of the Final Agreement. This will require the transformation of an existing unjust economic and political model.
Vale señalar entonces, que el actual gobierno ha ido en contravía de los cambios que se requieren para terminar con el profundo conflicto social que vive Colombia; por ejemplo, a sabiendas que el desarrollo equitativo de las regiones es fundamental para el logro de la paz, el gobierno ha fomentado el extractivismo depredador, principalmente de compañías multinacionales. Esta política, asociada a la casi inexistente lucha contra los grupos paramilitares en regiones donde actúan las corporaciones mineras, representa el mayor peligro, no solo de perpetuar el conflicto social sino también de agudizar la violencia en las regiones.
It is noteworthy, then, that the National Government has acted in a manner that goes against the changes required to end the deep social conflict in Colombia. For example, despite understanding that equitable regional development is essential for the achievement of peace, the government has encouraged predatory resource extraction by multinational companies. This policy, combined with the almost nonexistent fight against paramilitary groups in areas where mining corporations are active represents the greatest danger, not only to perpetuate the conflict but also to exacerbate violence in the regions.
A la comunidad internacional le pedimos, en general, apoyo y veeduría al cumplimiento de los acuerdos por las partes, y en particular, que los recursos económicos sean destinados adecuadamente y no sean objeto de actos de corrupción.
We ask the international community to support and provide oversight to the implementation of the agreements by the parties, and in particular to ensure that financial aid resources are properly allocated and not subject to corruption.
Finalmente, con el mayor respeto y convencimiento por la paz, invitamos a las colombianas y colombianos que votemos por el SI en el Plebiscito de octubre 2 de 2016. Igualmente, llamamos a que el gobierno y el ELN continúen su aproximación, pues creemos que hay que darle una oportunidad a los métodos pacíficos y a los mecanismos políticos, para resolver nuestros profundos conflictos sociales y construir una sociedad verdaderamente democrática.
Finally, with the greatest respect and conviction for peace, we invite Colombians to vote “YES” in the Plebiscite on October 2, 2016. Likewise, we call on the Colombian government and the ELN to continue their efforts towards a negotiation. We believe in using peaceful methods and political strategies to resolve our profound social conflicts and build a truly democratic society.
Esperando que la contienda política y social nunca más sea sinónimo de violencia.
We hope that political and social strife will never again be synonymous with violence.
Firmas de apoyo:
Signatures:
Luis Alberto Mata
Paul Gutiérrez
Fabián Darío Esguerra
Luz Marina Sandoval
Ilian Burbano
Sandra Patricia Cordero
Martha Lucia Blandón
María Teresa Páez
Rubén Darío Esguerra
Juan Retrepo
Laura Pineda
María Olaya
María Luisa Rodríguez
Deybi Sánchez
Martin Álvarez
Rosa Amelia Sandoval
Adriana F. Salazar
Mao Correa
Orlando Álvarez
Lynda Rodríguez
Raúl Burbano
Esperanza Sánchez Espitia
Zilia Castrillón
Olga Linares
Sinara Rozo
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Diana Gallego
Alfredo Porras
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¿Cómo avanzar hacia la paz, la justicia social y la protección de las y los militantes sociales?
Por Sebastián Polischuk, Resumen Latinoamericano
13 septiembre 2016
El viernes 9 de septiembre de 2016 se llevo a cabo en Buenos Aires el acto de campaña del Encuentro de colombianos y colombianas por el Sí a la Paz, junto las respectivas organizaciones que lo integran, como Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, Tinto Mate y Resistencia, Partido Liberal, Unión Patriótica, Son del Arroyo.
Todas ellas se congregaron para dar apoyo a los acuerdos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno Nacional de Juan Manuel Santos. Acuerdos que se firmarán este 26 de septiembre y que el 2 de octubre se hará un plebiscitó para que el pueblo vote a favor o en contra de los mismos. A lo que se le suma el inicio de los diálogos del Gobierno con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Las y los presentes se congregaron para sumar adeptos a esta campaña que tiene como mayor argumento poner fin a una guerra que lleva más de 52 años, y que, independientemente de las intensiones del gobierno de no tocar el actual modelo, los acuerdos muestran avances que pueden ser positivos para gran parte de los sectores que componen al pueblo colombiano.
Desde ya que la mayoría de las organizaciones tienen como objetivo ir más allá de estos acuerdos y luchan por una paz pero con justicia social, por eso hacen votar por la paz, pero que el pueblo colombiano se mantenga activo y cree frentes para forzar una Asamblea Nacional Constituyente que permita reformar el modelo desigual que persiste y es el principal causante del conflicto en la sociedad colombiana.
Debates sobre los acuerdos y por el Sí a la paz
En los acuerdos entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP se afirma:
“El conflicto armado, que tiene múltiples causas, ha ocasionado un sufrimiento y un daño a la población sin igual en nuestra historia. Son millones los colombianos y colombianas víctimas de desplazamiento forzado, cientos de miles los muertos, decenas de miles los desaparecidos de toda índole y un amplio número de colectivos y poblaciones afectadas a lo largo y ancho del territorio, incluyendo comunidades campesinas, indígenas, afrocolombianas, negras, palenqueras, raizales, y rom, partidos políticos, movimientos sociales y sindicales, gremios económicos, entre otros. Sin olvidar otras formas menos visibles pero no menos dolorosas de victimización, como la violencia sexual, las afectaciones psicológicas, o la simple convivencia con el miedo”[1].
Y en el punto “víctimas” de los mismos, se postula la creación de distintos tipo de instituciones encargadas del esclarecimiento, la justicia y la verdad, buscar cuerpos de las víctimas desaparecidas durante el conflicto, la creación de una justicia especial destinada a juzgar a los culpables, etc. Sumado al desminado de territorios, cuyas tareas ya se fueron empezado a realizar.
Por dar a conocer cifras, el conflicto ha dejado más de 300 mil víctimas, 45 mil desaparecidos y desaparecidas[2], miles de asesinatos y alrededor de 6,9 millones de desplazados internos desde 1985 hasta el año 2015. Según la Agencia Acnur perteneciente a la ONU, hasta al menos el año 2015, Colombia llego a tener alrededor de 65,3 millones de refugiados y desplazados obligados a dejar sus hogares o sus países de origen por las guerras o por ser víctimas de persecuciones[3].
Además del eje sobre “Víctimas”, los acuerdos dan a conocer en una serie de puntos en los que se reconocen varios derechos para el campesinado, los pueblos originarios, las y los afrodescendientes, las mujeres, las personas LGTB, entre otras.
Algunos de ellos tales como el acceso y derecho a la tierra, la participación política sea de partidos políticos como de movimientos sociales, la lucha contra organizaciones paramilitares y sus redes, entre tantos otros, dejan ciertos debates sobre una serie de hechos actuales y de la historia de Colombia que no pueden ser desconocidos. La legislación actual se contrapone con los derechos de estos grupos beneficiando a los grandes grupos económicos, por sobretodo la continuidad de asesinatos a militantes sociales dado en estas últimas semanas.
El acceso y derecho a la tierra
En este acuerdo, se plantea ampliar las zonas productivas, pero permitiéndole al campesinado con tierras insuficientes o sin tierras acceder a terrenos mediante un fondo de distribución de la tierra, que garantice el “acceso integral”, otorgándole subsidios y capacitándolo técnicamente.
En este acuerdo se reconoce los distintos usos alternativos de producción respetando el uso que le dan las distintas comunidades con sus culturas.
Además se propone un plan masivo de formalización de la pequeña y mediana propiedad, bajo mecanismos que reconozcan y garanticen ese derecho.
Por otra parte dentro de este acuerdo se pone énfasis en la reconstrucción de regiones más afectadas por el conflicto, y el intento de reducir la pobreza garantizando el acceso a la educación, vivienda y salud.
Todos estos puntos para las distintas organizaciones campesinas resultan ser positivos siempre y cuando se respeten el enfoque territorial e intercultural y a las Zonas de Reserva Campesinas, aunque buena parte de las mismas rechazan la existencia de leyes o tratados impulsados en los últimos años como la ley 1.776 o ley ZIDRES (Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social), lo que fueron algunos ítems de los Planes Nacionales de Desarrollo y desde ya los Tratados de Libre Comercio al que estaá adherida Colombia y que impulsan a sus países miembros una mayor productividad que termina beneficiando a las grandes empresas multinacionales. De hecho la ley ZIDRES es cuestionada por permitir que estas empresas como la multinacional sojera Cargill haya acumulado 52.525 hectáreas consideradas como baldío en Altillanura con la creación de 36 sociedades más pequeñas que le permitieron evadir los requisitos de la ley[4]. Y en este sentido esta ley les da lugar a la que de alguna manera u otra las mismas puedan concentrar más tierras y legalizar aquellas que habían adquirido de manera ilegal, según lo informan organizaciones de derechos humanos como OXFAM[5].
Esto no es un dato menor si se tiene en cuenta que Colombia tiene en la actualidad uno de los índices más altos de concentración de la tierra en el mundo, con un coeficiente de Gini del 0.87. Tan solo 0,4% de la población, para el año 2013 se propietaria de al menos el 62,6% de la tierra[6].
Es por eso que organizaciones como la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina – ANZORC, en uno de sus comunicados ha expresaron que:
“Los 66 procesos de Zonas de Reserva Campesina afiliados a ANZORC vemos como una gran oportunidad la eventual firma de un acuerdo final con las FARC y la implementación de los acuerdos de paz. (…) La ANZORC en su primera Asamblea General de 2016 decidió iniciar un proceso de anclaje territorial de los acuerdos de paz, avanzar en las circunscripciones especiales de paz, promover los territorios interculturales, luchar contra la expropiación de 6 mil familias campesinas que viven en el supuesto “baldío de las FARC” en El Pato Balsillas, El Yarí, el Losada-Guayabero y La Macarena, demandar la ley de ZIDRES, construir guardias campesinas en sus territorios, instalar una mesa con Min-ambiente y las CAR sobre ley 2da de zona de reserva forestal y áreas protegidas regionales, formular una propuesta de control social sobre la extensión de cultivos de coca, extender los procesos de asambleas populares en todo el país y dinamizar nuestros procesos hacia la Asamblea Nacional Constituyente”[7].
Participación política y el combate a grupos paramilitares
Sobre el acuerdo de la participación política, el Estado se propone garantizar y generar mecanismos que permitan a las distintas personas poder crear y dar lugar a partidos políticos opositores, además de generar mecanismos otros tipos de mecanismos en el que también sea incluidos en los debates políticos las distintas organizaciones, movimientos sociales y organismos de derechos humanos, tanto a nivel nacional, regional y local, donde también las mujeres puedan tener una mayor participación en la política, todo esto sin ser estigmatizados. Para lograr este objetivo el gobierno se propone crear mecanismos de seguridad para garantizar su ejercicio, sus derechos y libertades.
Respecto al combate contra grupos paramilitares en los acuerdos se afirma que: “Se crearán, por fuera de la Jurisdicción Especial para la Paz, de conformidad con lo que determinen las partes, mecanismos judiciales tales como una unidad de investigación y desmantelamiento de las organizaciones criminales, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo, y sus redes de apoyo”[8]
Para poder llevar a cabo esta acción, entre distintas medidas se formula que:
“Como garantía de una acción inmediata del Estado contra las organizaciones y conductas objeto de este acuerdo y su desmantelamiento, se integrará un Cuerpo Élite en la Policía Nacional con enfoque multidimensional. Las y los integrantes que conformen el Cuerpo Élite, serán seleccionados bajo un modelo especial que certifique altos estándares de idoneidad, transparencia y efectividad”[9].
Estos dos últimos ejes, tanto el de participación política como el del desmantelamiento de grupos paramilitares, resultan fundamentales pero hacen que la sociedad se mantenga atenta para lograr su efectivo cumplimiento por parte del Estado. Pues hay que tener en cuenta que se reconoce que el conflicto se inició el 9 de abril de 1948, día en el que se conmemora el Día de las víctimas del conflicto armado, porque fue ese día donde fue asesinado el militante y jurista Jorge Eliécer Gaitán, dirigente que proponía modificar parte del orden social vigente, hasta ese entonces mantenido por los grandes explotadores que tradicionalmente gobernaban y gobiernan Colombia. Y es partir de esas momento que se inició la creación de todo un aparato de prosecución, hostigamiento y asesinato contra cualquier militante y organización social que proponga un modelo distinto de sociedad.
Por otra parte durante la década de los `80 en una de las tantas negociaciones frustradas entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional, en los llamados los “Acuerdos de La Uribe” se crea la organización opuesta a los partidos tradicionales, la Unión Patriótica. Esto se hizo en el marco del intento de incorporación de esta guerrilla a la vida legal del país, pero la organización termina siendo constantemente estigmatizada y desde su surgimiento se produjo paulatinamente el asesinato de gran parte de sus integrantes, llegando a un número cercano de los 5.000 militante asesinados hasta el presente[10].
¿Qué pasa hoy en ese mismo sentido? A semanas de terminarse de pactar los acuerdos finales, la militante social de la organización Marcha Patriótica, Cecilia Coícue, Se trata de la propietaria del terreno donde se pautó la instalación del Punto Transitorio de Normalización de la vereda La Coimera en el que miembros de las FARC-EP se concentrarán para entregar armas y reincorporarse a la vida civil.
Además, el día 11 de septiembre es asesinado por grupos paramilitares el militante de la organización Congreso de los Pueblos, Néstor Iván Martínez. Son los dos últimos casos que se suman a una larga lista de militantes asesinados.
A estos hechos se le agregan que en el año 2015 por ejemplo, 65 personas fueron ejecutadas de manera extrajudicial, el 30% de estos casos por causas vinculadas al conflicto armado y el 70% por causas que van por fuera del mismo según el informe de la Coordinación Colombia – Europa – Estados Unidos, (CCEEU). En el mismo se detalla que 16 corresponden a los llamados “falsos positivos” y 39 a otras modalidades de ejecución en las que de no ser controladas pueden tener continuidad en la etapa del post conflicto. Gran parte de estos casos no son reconocidos encima por el Estado y sus instituciones[11].
Tal como se menciona en la nota reciente de “Contagio Radio” sobre las conclusiones de esta investigación, en el informe se afirma que:
“A diferencia de las ejecuciones extrajudiciales de la época de la Seguridad Democrática el Ejército ya no es la entidad responsable de la mayoría de estas ejecuciones (registra 23 víctimas de las cuales 13 corresponden a la modalidad de falsos positivos) sino la Policía Nacional, con 43 víctimas (de las cuales 5 corresponden a la modalidad de falsos positivos)”[12]. No es un dato menor si se toma en cuenta que es precisamente la Policía Nacional la que aparece como la encargada de garantizar la seguridad y combatir a las organizaciones paramilitares y sus sucesoras.
Una paz con justicia social y por el fin del asesinato a militantes sociales
Desde ya que aquellos que se oponen a estos acuerdos son de los que más han estado vinculados con buena parte de los crímenes producidos en el conflicto, tal como lo es el ex presidente Álvaro Uribe con sus nexos con grupos paramilitares y que tuvo un gobierno que fue de los que más crímenes causó en el mismo. Pero a partir de lo expuesto, se hace difícil pensar en la paz si el actual Gobierno Nacional no garantice una real seguridad a las y los militantes sociales, para lograr que se puedan llevar a cabo estos acuerdos y que no se vuelvan a repetir hechos como los asesinatos a los integrantes de la Unión Patriótica y los que aún siguen habiendo en Colombia. Un país que fue uno de los que más invirtió en la guerra durante estos 52 años con más de 179.000 millones de dólares y que sigue sin reconocer a buena parte de sus estructuras como las principales causantes del mismo, además del implemento de políticas que han mantenido y o profundizado las desigualdades sociales. Por eso se torna complicado pensar la paz con justicia social sin tener garantías reales para concretarla.
Todas ellas se congregaron para dar apoyo a los acuerdos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno Nacional de Juan Manuel Santos. Acuerdos que se firmarán este 26 de septiembre y que el 2 de octubre se hará un plebiscitó para que el pueblo vote a favor o en contra de los mismos. A lo que se le suma el inicio de los diálogos del Gobierno con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Las y los presentes se congregaron para sumar adeptos a esta campaña que tiene como mayor argumento poner fin a una guerra que lleva más de 52 años, y que, independientemente de las intensiones del gobierno de no tocar el actual modelo, los acuerdos muestran avances que pueden ser positivos para gran parte de los sectores que componen al pueblo colombiano.
Desde ya que la mayoría de las organizaciones tienen como objetivo ir más allá de estos acuerdos y luchan por una paz pero con justicia social, por eso hacen votar por la paz, pero que el pueblo colombiano se mantenga activo y cree frentes para forzar una Asamblea Nacional Constituyente que permita reformar el modelo desigual que persiste y es el principal causante del conflicto en la sociedad colombiana.
Debates sobre los acuerdos y por el Sí a la paz
En los acuerdos entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP se afirma:
“El conflicto armado, que tiene múltiples causas, ha ocasionado un sufrimiento y un daño a la población sin igual en nuestra historia. Son millones los colombianos y colombianas víctimas de desplazamiento forzado, cientos de miles los muertos, decenas de miles los desaparecidos de toda índole y un amplio número de colectivos y poblaciones afectadas a lo largo y ancho del territorio, incluyendo comunidades campesinas, indígenas, afrocolombianas, negras, palenqueras, raizales, y rom, partidos políticos, movimientos sociales y sindicales, gremios económicos, entre otros. Sin olvidar otras formas menos visibles pero no menos dolorosas de victimización, como la violencia sexual, las afectaciones psicológicas, o la simple convivencia con el miedo”[1].
Y en el punto “víctimas” de los mismos, se postula la creación de distintos tipo de instituciones encargadas del esclarecimiento, la justicia y la verdad, buscar cuerpos de las víctimas desaparecidas durante el conflicto, la creación de una justicia especial destinada a juzgar a los culpables, etc. Sumado al desminado de territorios, cuyas tareas ya se fueron empezado a realizar.
Por dar a conocer cifras, el conflicto ha dejado más de 300 mil víctimas, 45 mil desaparecidos y desaparecidas[2], miles de asesinatos y alrededor de 6,9 millones de desplazados internos desde 1985 hasta el año 2015. Según la Agencia Acnur perteneciente a la ONU, hasta al menos el año 2015, Colombia llego a tener alrededor de 65,3 millones de refugiados y desplazados obligados a dejar sus hogares o sus países de origen por las guerras o por ser víctimas de persecuciones[3].
Además del eje sobre “Víctimas”, los acuerdos dan a conocer en una serie de puntos en los que se reconocen varios derechos para el campesinado, los pueblos originarios, las y los afrodescendientes, las mujeres, las personas LGTB, entre otras.
Algunos de ellos tales como el acceso y derecho a la tierra, la participación política sea de partidos políticos como de movimientos sociales, la lucha contra organizaciones paramilitares y sus redes, entre tantos otros, dejan ciertos debates sobre una serie de hechos actuales y de la historia de Colombia que no pueden ser desconocidos. La legislación actual se contrapone con los derechos de estos grupos beneficiando a los grandes grupos económicos, por sobretodo la continuidad de asesinatos a militantes sociales dado en estas últimas semanas.
El acceso y derecho a la tierra
En este acuerdo, se plantea ampliar las zonas productivas, pero permitiéndole al campesinado con tierras insuficientes o sin tierras acceder a terrenos mediante un fondo de distribución de la tierra, que garantice el “acceso integral”, otorgándole subsidios y capacitándolo técnicamente.
En este acuerdo se reconoce los distintos usos alternativos de producción respetando el uso que le dan las distintas comunidades con sus culturas.
Además se propone un plan masivo de formalización de la pequeña y mediana propiedad, bajo mecanismos que reconozcan y garanticen ese derecho.
Por otra parte dentro de este acuerdo se pone énfasis en la reconstrucción de regiones más afectadas por el conflicto, y el intento de reducir la pobreza garantizando el acceso a la educación, vivienda y salud.
Todos estos puntos para las distintas organizaciones campesinas resultan ser positivos siempre y cuando se respeten el enfoque territorial e intercultural y a las Zonas de Reserva Campesinas, aunque buena parte de las mismas rechazan la existencia de leyes o tratados impulsados en los últimos años como la ley 1.776 o ley ZIDRES (Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social), lo que fueron algunos ítems de los Planes Nacionales de Desarrollo y desde ya los Tratados de Libre Comercio al que estaá adherida Colombia y que impulsan a sus países miembros una mayor productividad que termina beneficiando a las grandes empresas multinacionales. De hecho la ley ZIDRES es cuestionada por permitir que estas empresas como la multinacional sojera Cargill haya acumulado 52.525 hectáreas consideradas como baldío en Altillanura con la creación de 36 sociedades más pequeñas que le permitieron evadir los requisitos de la ley[4]. Y en este sentido esta ley les da lugar a la que de alguna manera u otra las mismas puedan concentrar más tierras y legalizar aquellas que habían adquirido de manera ilegal, según lo informan organizaciones de derechos humanos como OXFAM[5].
Esto no es un dato menor si se tiene en cuenta que Colombia tiene en la actualidad uno de los índices más altos de concentración de la tierra en el mundo, con un coeficiente de Gini del 0.87. Tan solo 0,4% de la población, para el año 2013 se propietaria de al menos el 62,6% de la tierra[6].
Es por eso que organizaciones como la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina – ANZORC, en uno de sus comunicados ha expresaron que:
“Los 66 procesos de Zonas de Reserva Campesina afiliados a ANZORC vemos como una gran oportunidad la eventual firma de un acuerdo final con las FARC y la implementación de los acuerdos de paz. (…) La ANZORC en su primera Asamblea General de 2016 decidió iniciar un proceso de anclaje territorial de los acuerdos de paz, avanzar en las circunscripciones especiales de paz, promover los territorios interculturales, luchar contra la expropiación de 6 mil familias campesinas que viven en el supuesto “baldío de las FARC” en El Pato Balsillas, El Yarí, el Losada-Guayabero y La Macarena, demandar la ley de ZIDRES, construir guardias campesinas en sus territorios, instalar una mesa con Min-ambiente y las CAR sobre ley 2da de zona de reserva forestal y áreas protegidas regionales, formular una propuesta de control social sobre la extensión de cultivos de coca, extender los procesos de asambleas populares en todo el país y dinamizar nuestros procesos hacia la Asamblea Nacional Constituyente”[7].
Participación política y el combate a grupos paramilitares
Sobre el acuerdo de la participación política, el Estado se propone garantizar y generar mecanismos que permitan a las distintas personas poder crear y dar lugar a partidos políticos opositores, además de generar mecanismos otros tipos de mecanismos en el que también sea incluidos en los debates políticos las distintas organizaciones, movimientos sociales y organismos de derechos humanos, tanto a nivel nacional, regional y local, donde también las mujeres puedan tener una mayor participación en la política, todo esto sin ser estigmatizados. Para lograr este objetivo el gobierno se propone crear mecanismos de seguridad para garantizar su ejercicio, sus derechos y libertades.
Respecto al combate contra grupos paramilitares en los acuerdos se afirma que: “Se crearán, por fuera de la Jurisdicción Especial para la Paz, de conformidad con lo que determinen las partes, mecanismos judiciales tales como una unidad de investigación y desmantelamiento de las organizaciones criminales, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo, y sus redes de apoyo”[8]
Para poder llevar a cabo esta acción, entre distintas medidas se formula que:
“Como garantía de una acción inmediata del Estado contra las organizaciones y conductas objeto de este acuerdo y su desmantelamiento, se integrará un Cuerpo Élite en la Policía Nacional con enfoque multidimensional. Las y los integrantes que conformen el Cuerpo Élite, serán seleccionados bajo un modelo especial que certifique altos estándares de idoneidad, transparencia y efectividad”[9].
Estos dos últimos ejes, tanto el de participación política como el del desmantelamiento de grupos paramilitares, resultan fundamentales pero hacen que la sociedad se mantenga atenta para lograr su efectivo cumplimiento por parte del Estado. Pues hay que tener en cuenta que se reconoce que el conflicto se inició el 9 de abril de 1948, día en el que se conmemora el Día de las víctimas del conflicto armado, porque fue ese día donde fue asesinado el militante y jurista Jorge Eliécer Gaitán, dirigente que proponía modificar parte del orden social vigente, hasta ese entonces mantenido por los grandes explotadores que tradicionalmente gobernaban y gobiernan Colombia. Y es partir de esas momento que se inició la creación de todo un aparato de prosecución, hostigamiento y asesinato contra cualquier militante y organización social que proponga un modelo distinto de sociedad.
Por otra parte durante la década de los `80 en una de las tantas negociaciones frustradas entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional, en los llamados los “Acuerdos de La Uribe” se crea la organización opuesta a los partidos tradicionales, la Unión Patriótica. Esto se hizo en el marco del intento de incorporación de esta guerrilla a la vida legal del país, pero la organización termina siendo constantemente estigmatizada y desde su surgimiento se produjo paulatinamente el asesinato de gran parte de sus integrantes, llegando a un número cercano de los 5.000 militante asesinados hasta el presente[10].
¿Qué pasa hoy en ese mismo sentido? A semanas de terminarse de pactar los acuerdos finales, la militante social de la organización Marcha Patriótica, Cecilia Coícue, Se trata de la propietaria del terreno donde se pautó la instalación del Punto Transitorio de Normalización de la vereda La Coimera en el que miembros de las FARC-EP se concentrarán para entregar armas y reincorporarse a la vida civil.
Además, el día 11 de septiembre es asesinado por grupos paramilitares el militante de la organización Congreso de los Pueblos, Néstor Iván Martínez. Son los dos últimos casos que se suman a una larga lista de militantes asesinados.
A estos hechos se le agregan que en el año 2015 por ejemplo, 65 personas fueron ejecutadas de manera extrajudicial, el 30% de estos casos por causas vinculadas al conflicto armado y el 70% por causas que van por fuera del mismo según el informe de la Coordinación Colombia – Europa – Estados Unidos, (CCEEU). En el mismo se detalla que 16 corresponden a los llamados “falsos positivos” y 39 a otras modalidades de ejecución en las que de no ser controladas pueden tener continuidad en la etapa del post conflicto. Gran parte de estos casos no son reconocidos encima por el Estado y sus instituciones[11].
Tal como se menciona en la nota reciente de “Contagio Radio” sobre las conclusiones de esta investigación, en el informe se afirma que:
“A diferencia de las ejecuciones extrajudiciales de la época de la Seguridad Democrática el Ejército ya no es la entidad responsable de la mayoría de estas ejecuciones (registra 23 víctimas de las cuales 13 corresponden a la modalidad de falsos positivos) sino la Policía Nacional, con 43 víctimas (de las cuales 5 corresponden a la modalidad de falsos positivos)”[12]. No es un dato menor si se toma en cuenta que es precisamente la Policía Nacional la que aparece como la encargada de garantizar la seguridad y combatir a las organizaciones paramilitares y sus sucesoras.
Una paz con justicia social y por el fin del asesinato a militantes sociales
Desde ya que aquellos que se oponen a estos acuerdos son de los que más han estado vinculados con buena parte de los crímenes producidos en el conflicto, tal como lo es el ex presidente Álvaro Uribe con sus nexos con grupos paramilitares y que tuvo un gobierno que fue de los que más crímenes causó en el mismo. Pero a partir de lo expuesto, se hace difícil pensar en la paz si el actual Gobierno Nacional no garantice una real seguridad a las y los militantes sociales, para lograr que se puedan llevar a cabo estos acuerdos y que no se vuelvan a repetir hechos como los asesinatos a los integrantes de la Unión Patriótica y los que aún siguen habiendo en Colombia. Un país que fue uno de los que más invirtió en la guerra durante estos 52 años con más de 179.000 millones de dólares y que sigue sin reconocer a buena parte de sus estructuras como las principales causantes del mismo, además del implemento de políticas que han mantenido y o profundizado las desigualdades sociales. Por eso se torna complicado pensar la paz con justicia social sin tener garantías reales para concretarla.
New Poll Gives 'Yes' Huge Lead
in Colombian Peace Plebiscite
TeleSUR - Sep. 3, 2016
President Juan Manuel Santos announced that the peace deal will be signed in the city of Cartagena on September 26.
The peace accords between the Revolutionary Armed Forces of Colombia and the government of Juan Manuel Santos looks set to be approved by the population after yet another poll found massive support among Colombians for the final peace deal struck last month.
The poll by Cifras and Conceptos for Caracol Radio found that 62 percent would vote yes in the upcoming plebiscite, with only 28 percent indicating they would not and a further 10 percent still undecided.
The poll further found that half of the Colombian population intended to vote in the plebiscite, comfortably meeting the minimum threshold established by the Supreme Court.
88 percent also said they were “sure” or “somewhat sure” about their voting intentions. The poll was conducted between August 26 and 31 and the firm conducted 2,305 in person interviews, making it one of the largest samples to date.
CONTINUE READING HERE ....
The peace accords between the Revolutionary Armed Forces of Colombia and the government of Juan Manuel Santos looks set to be approved by the population after yet another poll found massive support among Colombians for the final peace deal struck last month.
The poll by Cifras and Conceptos for Caracol Radio found that 62 percent would vote yes in the upcoming plebiscite, with only 28 percent indicating they would not and a further 10 percent still undecided.
The poll further found that half of the Colombian population intended to vote in the plebiscite, comfortably meeting the minimum threshold established by the Supreme Court.
88 percent also said they were “sure” or “somewhat sure” about their voting intentions. The poll was conducted between August 26 and 31 and the firm conducted 2,305 in person interviews, making it one of the largest samples to date.
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OTROS DOCUMENTOS PARA LEER:
1. Detector de mentiras al resumen uribista de los acuerdos por WhatsApp
2. Peace in Colombia
3. Convergencia por la Paz
texto_completo_de_los_acuerdos_de_paz.pdf | |
File Size: | 2375 kb |
File Type: |
PLEBISCITO:
TODO LO QUE NECESITA SABER PARA VOTAR POR EL SÍ O POR EL NO
La Silla Vacia
¿SÍ O NO? ¿CÓMO VOTAR EL PLEBISCITO?
Si usted es parte del 25% de los ciudadanos que no sabe todavía si refrendar o no el acuerdo firmado por el Gobierno y las Farc, este cuestionario le puede ayudar. Se seleccionaron 14 preguntas que explican en términos generales el Acuerdo. A sus respuestas, se les da luego un peso según los temas que usted valora más.
Intente!!! Ojalá le ayude a votar!
Responda el cuestionario aqui ....
Si usted es parte del 25% de los ciudadanos que no sabe todavía si refrendar o no el acuerdo firmado por el Gobierno y las Farc, este cuestionario le puede ayudar. Se seleccionaron 14 preguntas que explican en términos generales el Acuerdo. A sus respuestas, se les da luego un peso según los temas que usted valora más.
Intente!!! Ojalá le ayude a votar!
Responda el cuestionario aqui ....
LA PAZ EN COLOMBIA:
1. Paz en Colombia? Javier Giraldo Moreno, S. J.
2. Sí a la Paz: Separar las aguas. Zabier Hernández Buelvas
3. Urdir mentiras para hacer la Guerra. Alfredo Molano
4. La minería puede ser la coca del posconflicto. Raúl Zibechi
1. Paz en Colombia? Javier Giraldo Moreno, S. J.
2. Sí a la Paz: Separar las aguas. Zabier Hernández Buelvas
3. Urdir mentiras para hacer la Guerra. Alfredo Molano
4. La minería puede ser la coca del posconflicto. Raúl Zibechi
Entrevista a Javier Calderon de Marcha Patriótica acerca campaña ¨La Paz si es contigo¨
rpaSUR / Resumen Latinoamericano/ 29 de Agosto 2016
Entrevista con Javier Calderón responsable internacional del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica, quién opina sobre la coyuntura actual del país, los diálogos de la Habana y la gira internacional de dicho movimiento en la campaña del plebiscito por la paz.
Entre el SÍ y el SÍ
Por Alberto Téllez Iregui - Convergencia por la Paz
Agosto 7, 2016
La Corte Constitucional le dio vía libre al plebiscito como mecanismo para la refrendación ciudadana del acuerdo final de paz que se suscriba entre el gobierno nacional y las FARC-EP.
Por supuesto que hay que votar por el SÍ y desde aquí llamamos a todos los colombianos y colombianas a respaldar masivamente la paz para derrotar en forma contundente a los guerreristas y de esa manera alcanzar un clima más favorable para la construcción de la paz.
Pero también hay que dejar claro, de entrada, que el blindaje de los acuerdos de paz, como toda decisión política, depende de las relaciones de fuerza a favor de una paz estable y duradera. Lo que se ha blindado pierde el blindaje si las relaciones de fuerza cambian en favor de la ultraderecha.
Ni el acuerdo, ni el plebiscito son la paz. Se trata apenas de contenidos e instrumentos para avanzar en un largo proceso de construcción de la paz y en ese propósito se parte de un mapa complejo de posiciones y comportamientos políticos.
De un lado, la posición de quienes se oponen y desconocen las conversaciones y los acuerdos porque creen que el camino a seguir es el de continuar la guerra hasta hasta una supuesta derrota militar de la insurgencia.
Ahí están, liderados por el Centro Democrático y defendiendo sus intereses económicos y su visión política, sectores de otros partidos, de las fuerzas armadas, del clero, del empresariado, terratenientes, narcotraficantes, paramilitares, gentes del Congreso, de las corporaciones públicas, del Ejecutivo, de la Rama Judicial, de los órganos de control y las ultraderechas internacionales.
¿Cuántos años más de violencia? ¿Cuántos muertos y desplazados más? ¿Cuántas masacres y torturas más? La paz no les conviene porque finalmente lo que hay detrás de esta posición es el interés de defender o mantener los privilegios y ventajas de la guerra.
Por supuesto que pregonan el NO en el plebiscito y anuncian el desacato ante el triunfo del SÍ, porque lo que pretenden es hegemonizar el poder para reversar los acuerdos y avances de la paz e intensificar la guerra y la violencia.
El gobierno de Uribe amnistió a 34.000 paramilitares, pero se oponen en las negociaciones con la insurgencia a la aplicación de la justicia transicional con verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, que es lo mínimo que el mundo ha conocido en las distintas negociaciones de paz.
De otra parte, está la posición del gobierno, que representa los intereses del gran capital interno e internacional en contra de las necesidades del pueblo y de las capas medias de la población y que pretende una paz sin cambios, un desarme que facilite condiciones más tranquilas para la inversión y la ganancia de las grandes corporaciones.
Finalmente, la gran mayoría de la población, de las capas trabajadoras, pobres y medias del país, que necesitan una paz estable y duradera, construida sobre los cambios que garanticen una sociedad soberana, democrática, justa y respetuosa de la naturaleza. No es posible la paz sin cambios, porque la guerra es el efecto inevitable de la dependencia, la injusticia , la corrupción y la ausencia de democracia.
En este complejo mapa de la política nacional e internacional en torno a la paz, el rumbo del país, a partir de los acuerdos con todas las insurgencias, está finalmente dependiendo de la relación de las fuerzas políticas que se vaya configurando en el proceso de paz. Inclinar esa relación a favor de los intereses populares y democráticos, pasa por la construcción de la unidad y de un poderoso proyecto político democrático, que empodere políticamente a la población desde sus territorios y sectores sociales y gremiales.
En estas circunstancias hay que dejar claro, que todos los votos por el SÍ en el plebiscito cuentan para el proceso de la paz en la perspectiva de derrotar políticamente la ultraderecha guerrerista. Pero también hay que ser enfáticos para señalar que hay diferencia entre el SI y el SI, que hay una distancia muy grande entre el SI del gobierno y el SI del campo democrático.
Habrá espacios y momentos de confluencia entre el SI de los sectores que del gobierno y el SI de los sectores democráticos, pero miradas las cosas en el terreno de la estrategia política y del proceso mismo de la construcción de la paz, cada espacio del Si se juega sus propios intereses inmediatos y mediatos, sus particulares pretensiones de poder en el plebiscito y en las elecciones presidenciales y parlamentarias del 2018.
Hay que desenmascarar las mentiras con que se arropan los promotores del NO para crear confusión en los electores. Además de la opinión sensible al cambio, hay que ganar para el SI democrático a los jóvenes, los sindicatos y organizaciones sociales, las etnias, las diversidades de género, los desempleados, ambientalistas, cultores e intelectuales y demás capas sociales discriminadas, excluidas y acorraladas por el modelo de globalización neoliberal, a los sectores de tradición abstencionista y a los que estando en desacuerdo con el NO, se resisten a votar porque no quieren darle un apoyo a Santos.
Los resultados del plebiscito son fundamentales para definir las relaciones de fuerza frente a la ultraderecha, pero no sucede lo mismo al interior de los sectores del SI, porque la votación por el SI se masifica en un solo guarismo electoral.
La campaña por el SI, es importante para todos los sectores como una forma de ganar reconocimiento de opinión para sus posiciones políticas y para el posicionamiento de sus aspirantes hacia las elecciones del 2018.
La ultraderecha busca simplificar la campaña entre el NO de ellos y el SI del gobierno, para beneficiarse del desprestigio del presidente. Y el gobierno busca la misma simplificación para poner en favor de sus posiciones e intereses toda la votación por el SI.
En la campaña por el SI del campo democrático no puede dejarse refundir en el SI del gobierno, porque ello favorece los intereses coyunturales y estratégicos de los sectores políticos que medran en torno al gobierno. Las fuerzas del cambio necesitan rescatar la identidad democrática del SI.
Esto implica tejer los lazos de fraternidad con todos los afines y buscar y coordinar al máximo la unidad de contenidos, organización y acción de todos los sectores democráticos y de sus campañas por el SI, como un camino para allanar la identidad y unidad política del campo alternativo. La dispersión del campo democrático en campañas aisladas por el SI, debilita el mensaje de la paz duradera y la alternatividad política y por esta vía termina beneficiando las pretensiones de las derechas.
Quienes impulsamos la campaña “LA PAZ SÍ ES CONTIGO – VAMOS POR MÁS”, debemos realizar, de manera consecuente, todos los esfuerzos necesarios para una campaña unitaria por el SI de todos los sectores democráticos.
En este sentido es necesario tener claro que la participación en la campaña del plebiscito es una oportunidad más para avanzar en la consolidación de la unidad democrática, en la construcción desde los territorios y sectores sociales del proyecto político alternativo, con el empoderamiento popular.
Es por ello necesario cumplir una tarea unificada de pedagogía por la paz, de movilización por la paz y sobre todo, de organización en los barrios, las comunas, veredas, municipios y departamentos y en los sectores sociales de los Comités Unitarios por el SI democrático, como núcleos y embriones de la organización y empoderamiento ciudadano y popular, para lo que viene de creación de relación de fuerzas en la construcción de la paz.
Cuando está en juego la refrendación del acuerdo de paz, es indispensable que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de expresar su voluntad y en tal sentido es pertinente solicitar al gobierno que abra, por un breve período, la inscripción de cédulas, para facilitar la participación de sectores tradicionalmente abstencionistas y de los pobladores de las zonas más afectadas por el conflicto armado.
Por supuesto que hay que votar por el SÍ y desde aquí llamamos a todos los colombianos y colombianas a respaldar masivamente la paz para derrotar en forma contundente a los guerreristas y de esa manera alcanzar un clima más favorable para la construcción de la paz.
Pero también hay que dejar claro, de entrada, que el blindaje de los acuerdos de paz, como toda decisión política, depende de las relaciones de fuerza a favor de una paz estable y duradera. Lo que se ha blindado pierde el blindaje si las relaciones de fuerza cambian en favor de la ultraderecha.
Ni el acuerdo, ni el plebiscito son la paz. Se trata apenas de contenidos e instrumentos para avanzar en un largo proceso de construcción de la paz y en ese propósito se parte de un mapa complejo de posiciones y comportamientos políticos.
De un lado, la posición de quienes se oponen y desconocen las conversaciones y los acuerdos porque creen que el camino a seguir es el de continuar la guerra hasta hasta una supuesta derrota militar de la insurgencia.
Ahí están, liderados por el Centro Democrático y defendiendo sus intereses económicos y su visión política, sectores de otros partidos, de las fuerzas armadas, del clero, del empresariado, terratenientes, narcotraficantes, paramilitares, gentes del Congreso, de las corporaciones públicas, del Ejecutivo, de la Rama Judicial, de los órganos de control y las ultraderechas internacionales.
¿Cuántos años más de violencia? ¿Cuántos muertos y desplazados más? ¿Cuántas masacres y torturas más? La paz no les conviene porque finalmente lo que hay detrás de esta posición es el interés de defender o mantener los privilegios y ventajas de la guerra.
Por supuesto que pregonan el NO en el plebiscito y anuncian el desacato ante el triunfo del SÍ, porque lo que pretenden es hegemonizar el poder para reversar los acuerdos y avances de la paz e intensificar la guerra y la violencia.
El gobierno de Uribe amnistió a 34.000 paramilitares, pero se oponen en las negociaciones con la insurgencia a la aplicación de la justicia transicional con verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, que es lo mínimo que el mundo ha conocido en las distintas negociaciones de paz.
De otra parte, está la posición del gobierno, que representa los intereses del gran capital interno e internacional en contra de las necesidades del pueblo y de las capas medias de la población y que pretende una paz sin cambios, un desarme que facilite condiciones más tranquilas para la inversión y la ganancia de las grandes corporaciones.
Finalmente, la gran mayoría de la población, de las capas trabajadoras, pobres y medias del país, que necesitan una paz estable y duradera, construida sobre los cambios que garanticen una sociedad soberana, democrática, justa y respetuosa de la naturaleza. No es posible la paz sin cambios, porque la guerra es el efecto inevitable de la dependencia, la injusticia , la corrupción y la ausencia de democracia.
En este complejo mapa de la política nacional e internacional en torno a la paz, el rumbo del país, a partir de los acuerdos con todas las insurgencias, está finalmente dependiendo de la relación de las fuerzas políticas que se vaya configurando en el proceso de paz. Inclinar esa relación a favor de los intereses populares y democráticos, pasa por la construcción de la unidad y de un poderoso proyecto político democrático, que empodere políticamente a la población desde sus territorios y sectores sociales y gremiales.
En estas circunstancias hay que dejar claro, que todos los votos por el SÍ en el plebiscito cuentan para el proceso de la paz en la perspectiva de derrotar políticamente la ultraderecha guerrerista. Pero también hay que ser enfáticos para señalar que hay diferencia entre el SI y el SI, que hay una distancia muy grande entre el SI del gobierno y el SI del campo democrático.
Habrá espacios y momentos de confluencia entre el SI de los sectores que del gobierno y el SI de los sectores democráticos, pero miradas las cosas en el terreno de la estrategia política y del proceso mismo de la construcción de la paz, cada espacio del Si se juega sus propios intereses inmediatos y mediatos, sus particulares pretensiones de poder en el plebiscito y en las elecciones presidenciales y parlamentarias del 2018.
Hay que desenmascarar las mentiras con que se arropan los promotores del NO para crear confusión en los electores. Además de la opinión sensible al cambio, hay que ganar para el SI democrático a los jóvenes, los sindicatos y organizaciones sociales, las etnias, las diversidades de género, los desempleados, ambientalistas, cultores e intelectuales y demás capas sociales discriminadas, excluidas y acorraladas por el modelo de globalización neoliberal, a los sectores de tradición abstencionista y a los que estando en desacuerdo con el NO, se resisten a votar porque no quieren darle un apoyo a Santos.
Los resultados del plebiscito son fundamentales para definir las relaciones de fuerza frente a la ultraderecha, pero no sucede lo mismo al interior de los sectores del SI, porque la votación por el SI se masifica en un solo guarismo electoral.
La campaña por el SI, es importante para todos los sectores como una forma de ganar reconocimiento de opinión para sus posiciones políticas y para el posicionamiento de sus aspirantes hacia las elecciones del 2018.
La ultraderecha busca simplificar la campaña entre el NO de ellos y el SI del gobierno, para beneficiarse del desprestigio del presidente. Y el gobierno busca la misma simplificación para poner en favor de sus posiciones e intereses toda la votación por el SI.
En la campaña por el SI del campo democrático no puede dejarse refundir en el SI del gobierno, porque ello favorece los intereses coyunturales y estratégicos de los sectores políticos que medran en torno al gobierno. Las fuerzas del cambio necesitan rescatar la identidad democrática del SI.
Esto implica tejer los lazos de fraternidad con todos los afines y buscar y coordinar al máximo la unidad de contenidos, organización y acción de todos los sectores democráticos y de sus campañas por el SI, como un camino para allanar la identidad y unidad política del campo alternativo. La dispersión del campo democrático en campañas aisladas por el SI, debilita el mensaje de la paz duradera y la alternatividad política y por esta vía termina beneficiando las pretensiones de las derechas.
Quienes impulsamos la campaña “LA PAZ SÍ ES CONTIGO – VAMOS POR MÁS”, debemos realizar, de manera consecuente, todos los esfuerzos necesarios para una campaña unitaria por el SI de todos los sectores democráticos.
En este sentido es necesario tener claro que la participación en la campaña del plebiscito es una oportunidad más para avanzar en la consolidación de la unidad democrática, en la construcción desde los territorios y sectores sociales del proyecto político alternativo, con el empoderamiento popular.
Es por ello necesario cumplir una tarea unificada de pedagogía por la paz, de movilización por la paz y sobre todo, de organización en los barrios, las comunas, veredas, municipios y departamentos y en los sectores sociales de los Comités Unitarios por el SI democrático, como núcleos y embriones de la organización y empoderamiento ciudadano y popular, para lo que viene de creación de relación de fuerzas en la construcción de la paz.
Cuando está en juego la refrendación del acuerdo de paz, es indispensable que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de expresar su voluntad y en tal sentido es pertinente solicitar al gobierno que abra, por un breve período, la inscripción de cédulas, para facilitar la participación de sectores tradicionalmente abstencionistas y de los pobladores de las zonas más afectadas por el conflicto armado.